La periodoncia busca limpiar exhaustivamente las bolsas alrededor de los dientes y prevenir daños en el hueso que las rodea. La no eliminación del sarro en la boca favorece la aparición de bacterias que pueden acumularse por debajo de la encía.

Las principales enfermedades periodontales son la gingivitis (inflamación con sangrado de las encías) y la periodontitis (destrucción del hueso que sostiene los diente)

El diagnóstico de estas enfermedades se realiza tras un estudio periodontal en base a un periodontograma y a una serie de radiografías. Se determina el grado de inflamación de las encías y la pérdida de hueso y se define el tratamiento a seguir.

Existen dos tipos de enfermedades periodontales:

Se trata de la fase inicial de la enfermedad periodontal, que se produce por la acumulación de placa bacteriana. La placa está compuesta por bacterias y residuos que se adhieren a los dientes. De no ser eliminada correctamente, se transforma en sarro, que irrita e inflama las encías.

Los síntomas más frecuentes son el enrojecimiento de la zona y el sangrado de las encías. La gingivitis es una afección reversible, pero si no es tratada adecuadamente, podría avanzar y convertirse en periodontitis.

Es una enfermedad periodontal grave e irreversible, que afecta a entre un 15% y un 20% de los adultos de entre 35 y 44 años, según la Organización Mundial de la Salud.

Esta patología, a diferencia de la gingivitis, se caracteriza por la pérdida estructural del aparato de inserción. La periodontitis es el motivo principal de la caída dental en los adultos. Este trastorno no es común en los niños, pero su presencia se incrementa durante la adolescencia.